El próximo día 14 de Noviembre se celebra el Día Mundial de la Diabetes, por lo que queremos hacer algunos apuntes sobre esta enfermedad. Y es que, tanto una correcta alimentación como un buen mantenimiento podológico, son algunas de las medidas que se han de llevar a cabo para lograr un adecuado control de esta patología.
La diabetes mellitus (DM) es un proceso crónico cuya incidencia no ha dejado de aumentar en los últimos años.
La Asociación Americana de Diabetes (ADA), la define como un grupo de enfermedades metabólicas que se caracterizan por la aparición de niveles elevados de glucosa en sangre causados por defectos en la secreción de insulina, disminución de la acción de la insulina o por una combinación de ambos procesos.
La diabetes se clasifica en varios tipos según el proceso patogénico que esté implicado:
- Diabetes Mellitus tipo I (DM I):se produce una destrucción autoinmune de las células del páncreas productoras de insulina, con deficiencia de insulina.
- Diabetes Mellitus tipo II (DM II): se producen alteraciones que originan una resistencia a la insulina y con el tiempo provocan un agotamiento en la secreción de insulina.
- Diabetes gestacional: se produce durante el embarazo ya que las demandas de insulina en esta situación son mayores.
- Otros tipos específicos.
La prevalencia de diabetes en nuestro país según el estudio Di@bet.es es del 13,8% en personas mayores de 18 años, de los que el 85-90% es DM II.
El aumento de la prevalencia de esta enfermedad, parece relacionarse con el envejecimiento de la población, el cambio de hábitos de vida y en especial el incremento e las tasas de obesidad, la adopción de dietas no saludables y la disminución de la actividad física.
Hay que señalar que a su vez existe el “Síndrome Metabólico” caracterizado por la presencia de una serie de factores de riesgo, asociados a la resistencia a insulina, que hacen aumentar el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
Las personas con diabetes mellitus pueden desarrollar a largo plazo complicaciones, esto se verá favorecido por un mal control de la glucosa en sangre, pero también por la presencia de otros factores como el tabaquismo, hipertensión, alteraciones del colesterol, de los triglicéridos, entre otros.
Las complicaciones a largo plazo pueden ser por afectación de grandes vasos (macrovasculares: enfermedad coronaria, enfermedad cerebrovascular, y arteriopatía periférica en la que se afectan las arterias de las extremidades inferiores), o por afectación de vasos pequeños, (microvasculares: neuropatía, retinopatía, neuropatía).
Estas complicaciones disminuyen la calidad y la esperanza de vida (sobre todo por la enfermedad coronaria) de las personas que padecen diabetes mellitus.
Los objetivos a alcanzar en pacientes con diabetes mellitus se centran en:
- Controlar los niveles de glucemia y de hemoglobina glicosilada (HbA1C)
- Controlar las cifras de presión arterial
- Control de los lípidos en sangre: HDL, LDL y triglicéridos.
- Abandono del tabaco
Tratamiento de la diabetes
En el control de las cifras de glucosa en sangre en personas con diabetes, diferenciamos:
–Diabetes Mellitus tipo I (DM I): tratamiento farmacológico con insulina ajustado e individualizado según las necesidades de la persona, y consejo higiénico-dietético (alimentación, actividad física y educación diabetológica), profesional.
–Diabetes Mellitus tipo II (DM II): en este tipo de diabetes el consejo dietético, la reducción de peso y el aumento de la actividad física deben ser junto con la educación diabetológica, las primeras actuaciones a llevar a cabo para controlar la glucemia. Si estas medidas resultan insuficientes se añadirá tratamiento farmacológico con antidiabéticos orales y en último caso insulina.
Reseñar que la educación diabetológica, constituye la medida terapéutica más eficaz en la reducción de amputaciones, comas diabéticos y tiempos de estancia hospitalaria.
Esta educación del paciente diabético implica a varios profesionales a destacar médicos, enfermeros, podólogos, fisioterapeutas, profesores de educación física, entre otros.
Alimentación
En algunos casos constituye la única medida necesaria para el control de la glucemia, y en todos es la base sobre la que se ajusta cualquier otra medida complementaria.
En las personas con sobrepeso u obesidad el objetivo será la reducción del mismo hasta alcanzar un índice de masa corporal (IMC) normalizado. En otros individuos habrá que realizar un adecuado reparto de macronutrientes sobre el total de las calorías de la dieta.
Ejercicio Físico
Al igual que la dieta el ejercicio es otro de los pilares sobre los que completar el tratamiento.
Las recomendaciones generales consisten en realizar al menos 30 minutos de actividad física aeróbica al día, 5 días a la semana, con una intensidad moderada. Si no existe contraindicación el ejercicio de resistencia se combinará con entrenamiento de fuerza.
Revisión Podológica
Como ya se ha indicado anteriormente una de las complicaciones a largo plazo es la aparición de neuropatías, esto es la afectación de los nervios como consecuencia de la hiperglucemia mantenida, entre otros factores.
El mecanismo causante de esta afectación, por explicarlo de manera simple, es el acumulo sobre la fibra nerviosa de sustancias anómalas derivadas del metabolismo de la glucosa en exceso, lo que a su vez genera que la fibra nerviosa sufra alteraciones en su estructura. El resultado es una disminución de la capacidad de la transmisión nerviosa.
Al igual que ocurre con la diabetes, los primeros estadíos de la neuropatía diabética suelen ser asintomáticos, de ahí la importancia de una valoración inicial y de un seguimiento reglado de la diabetes, para detectar la neuropatía de manera precoz.
En el tipo de neuropatía diabética más frecuente, neuropatía sensitivo-motora, la forma más habitual de presentación es la afectación de los pies y/o de las manos, de forma bilateral (en los dos pies o en las dos manos). Los síntomas iniciales incluyen disminución ó pérdida de sensibilidad (entumecimiento), percepción incorrecta de las sensaciones táctiles y, en algunos casos, dolor exacerbado con mínimos roces de la piel y dificultades en el movimiento de las extremidades afectadas.<
La disminución de la sensibilidad, junto a las lesiones vasculares que suelen acompañar a las lesiones nerviosas facilitan la formación de úlceras y dificultan la curación de las heridas. Por ello se recomienda que se haga una revisión sistemática de los pies, prestando especial cuidado a la hidratación de la piel para evitar la formación de grietas, al corte de las uñas, mantener los pies a una temperatura adecuada (para el lavado usar agua templada, ni muy fría ni muy caliente, protegerlos del frío) y al uso de un calzado adecuado.
Se insistirá en la importancia de no producirse heridas, y así se aconseja limarse las uñas en vez de cortarlas, no aplicar callicidas ni otro tipo de productos queratolíticos, usar calcetines sin costuras, revisar el interior del calzado en busca de cualquier cuerpo extraño que nos pudiera lesionar (piedrecitas, pelos, etc), no caminar descalzo, etc.. En caso de no poder aplicar estos cuidados de manera autónoma, bien por falta de movilidad, porque la visión está afectada, por la aparición de hiperqueratosis, por la morfología de las uñas (uñas en teja, uñas engrosadas,…), o bien por la alteración de la biomecánica, se recomienda la consulta a un podólogo.<